La personalidad de los seres humanos se va construyendo por partes, según las necesidades que haya que cubrir o las amenazas que haya que afrontar durante nuestra vida. Cuando ya está más o menos consolidada, el cerebro va activando o desactivando secciones de nosotros mismos según haya que afrontar unas situaciones u otras. Todos somos de muchas formas y, evidentemente, hay zonas de nuestra personalidad que son comunes en todos los contextos, sin embargo, no queda más remedio que tener unos cuantos modelos de personalidad diferentes para utilizarlos cuando sea necesario. No voy a actuar de igual modo si estoy con mi familia que si estoy en mi trabajo, el niño tampoco se comporta igual en el colegio que en su casa; si me va muy bien ser el payaso entre mis amigos, a lo mejor no me va también serlo en una entrevista de trabajo con un directivo con cara de acelga.
La personalidad es pues como una navaja suiza, no solamente saca la herramienta que es necesaria para cada contexto sino que esconde las demás, que no harían más que estorbar si se despliegan cuando no procede.
Es frecuente que algunas personas sufran problemas serios porque este sistema de navaja suiza falla: no pueden, por ejemplo, reprimir ciertas partes de su personalidad, o incluso usan partes de la personalidad que no corresponden o no son adecuadas en esa situación. Y lo malo es que suele normalizarse el asunto, uno se dice a sí mismo “yo es que tengo muy mala leche” para justificar su defensa agresiva y constante ante lo que le rodea; otro puede decir “soy muy tímido, siempre lo he sido” para evitar situaciones sociales que pudieran destapar algún problema de autoestima que germinó en su infancia.
La cosa puede complicarse más aún cuando, debido sobre todo a acontecimientos negativos o traumáticos que perduran en el tiempo (situaciones de negligencia o maltrato infantil continuado, por ejemplo), hay partes de la personalidad que se vuelven autónomas y pierden la conexión con las demás partes. En estos casos, una parte de la personalidad se activa ante situaciones que el cerebro identifica como similares a aquellas que son su origen, lo que no quiere decir que sean situaciones de amenaza real. Como esa parte de la personalidad está desconectada de las demás, seguirá su ley y solo su ley, por lo que la consecuencia suele ser la emisión de respuestas extremas, desproporcionadas, ante situaciones objetivamente inofensivas. Y lo más importante de todo, la capacidad de darnos cuenta de lo que está ocurriendo realmente, será muy muy escasa debido a que hay una parte de nosotros que está actuando totalmente al margen de la realidad y de nuestra consciencia.
Como veis, a veces no tenemos ni idea de que hay una parte de nosotros que no actúa de acuerdo a la realidad sino que lo hace de acuerdo a lo que pasó hace años, esa parte cree que aún vive en el pasado, que debe seguir defendiéndose de aquello. Este aparentemente extraño suceso, y digo aparentemente porque nos ocurre a todos alguna vez, se denomina disociación estructural de la personalidad. Estructuras de la personalidad que se independizan del resto y actúan al margen de nuestra consciencia.
Vamos con un ejemplo práctico, a ver si ayuda. Imaginaos que con frecuencia me siento exageradamente amenazado cuando hablo con la gente y tiendo a “atacar”, me enciendo fácilmente y exploto, como si todos fueran un peligro para mí. Activo la parte más agresiva de mi personalidad, esa que debería actuar solamente en contextos de peligro extremo. Si actúo así en casi todas mis relaciones sociales significa, casi con total seguridad, que mis cuentas pendientes son con el pasado y no con las personas que activan esa defensa tan desproporcionada. Este ejemplo habla de la parte más agresiva de la personalidad, pero no penséis solamente en gente violenta, otros ejemplos pueden ser aquellas personas exageradamente inhibidas que evitan por todos los medios ciertas situaciones, o los que se ríen o frivolizan sobre todo, o las que no pueden dejar de hablar o de moverse independientemente del contexto…
La personalidad puede adquirir muchos estilos y modos de actuar para esquivar el conflicto que se dio en el pasado o para distorsionarlo y confundirlo con lo que está ocurriendo en el momento presente. Porque, aunque nos movamos en el presente, estamos influenciados por todo aquello sin resolver del pasado, y es lógico que de vez en cuando hagamos cortocircuito. Todos tenemos herramientas de esa navaja suiza que se llama personalidad que usamos en las situaciones que impone el día a día. Aunque no seamos conscientes de ello, tenemos conflictos o enganches en nuestra historia que activan estructuras de la personalidad, muchas veces de un modo totalmente desajustado, y que responden inadecuadamente porque aún creen que viven en etapas remotas de nuestra vida. Y que nadie se lleve a engaño, que es muy fácil pensar que estas cosas solamente les pasan a los demás, todos tenemos cuentas pendientes que si no se trabajan, si no se resuelven, seguirán creándonos problemas. Aunque bueno, siempre existe la opción de continuar afirmando yo soy así y punto, eso nos exime de trabajar nuestra historia, lo malo es que también exime de evolucionar personalmente.
5 Comments
Me gusta mucho leer tu blog, gracias Diego!
Gracias a tí por seguirme. Un saludo
Hola, muy agradecida con tu página. Unas preguntas, hay algún nombre para esa etapa antes de la adultez que no estas consciente de lo que haces de lo que vives? Tengo 32 años y hasta hace unos 3 empecé a entender muchas cosas de la vida, de mi, y siento que antes en mi pubertad y adolescencia no cuestionaba ni analizaba nada, que siento que fue una etapa perdida sin grandes razonamientos ni momentos. como DORMIDA como en automático. Lo comparo con mi hijo de 4 años totalmente DESPIERTO, analítico, decisivo. Habrá sido que mis padres no me dieron suficiente autonomía para pensar por mi misma? Y otra cosa soy maestra y uno de mis alumnos de prepa se pone con carácter defensivo tal como describes en el párrafo de ‘atacar’, ante cualquier comentario de mi parte incluso cuando creo que son objetivamente inofensivos y de plano no se como ayudar para contrarrestar ese humor en él. Gracias. Por tu atención.
Hola, dejé un comentario hace unos días, con algunas dudas sobre el tema, pero ya no lo veo, entré para leer más y checar si había habido respuesta pero ya no encuentro mi comentario, estaba en este apartado. Hay algún motivo para borrar o no aceptar algunos comentarios?
Ya está aprobado tu comentario, perdóname Maya, me pillaste de vacaciones. En mi página todos los comentarios debo aprobarlos para que se publiquen y no había podido hacerlo hasta ahora.
Un saludo