A falta de tiempo para escribir, me dispongo a pegar en el blog un relato sobre un hecho real que leí en Facebook, en muros ajenos. Un experimento realizado en el metro con un resultado revelador y tal vez poco esperanzador en cuanto aquello del «hacia donde nos dirigimos». Pero bueno, abrir la mente y sacar conclusiones sobre este curioso experimento quizás ayude a seguir desarrollando esa importante capacidad de sorprendernos y de disfrutar de lo bello que tienen los niños, y que deberíamos conservar los adultos. Ahí va el relato:
Un hombre se sentó en una estación de metro en Washington DC y comenzó a tocar el violín, era una fría mañana de enero. Interpretó seis piezas de Bach durante unos 45 minutos. Durante ese tiempo, ya que era hora pico, se calcula que 1.100 personas pasaron por la estación, la mayoría de ellos en su camino al trabajo.
Tres minutos pasaron, y un hombre de mediana edad se dio cuenta de que había un músico tocando. Disminuyó el paso y se detuvo por unos segundos, y luego se apresuró a cumplir con su horario. Un minuto más tarde, el violinista recibió su primer dólar de propina: una mujer arrojó el dinero en la caja y sin parar, y siguió caminando. Unos minutos más tarde, alguien se apoyó contra la pared a escucharlo, pero el hombre miró su reloj y comenzó a caminar de nuevo.
Es evidente que se le hizo tarde para el trabajo. El que puso mayor atención fue un niño de 3 años. Su madre le apresuró, pero el chico se detuvo a mirar al violinista. Por último, la madre le empuja duro, y el niño siguió caminando, volviendo la cabeza todo el tiempo. Esta acción fue repetida por varios otros niños. Todos sus padres, sin excepción, los forzaron a seguir adelante.En los 45 minutos que el músico tocó, sólo 6 personas se detuvieron y permanecieron por un tiempo. Alrededor de 20 le dieron dinero, pero siguió caminando a su ritmo normal. Se recaudó $ 32. Cuando terminó de tocar y el silencio se hizo cargo, nadie se dio cuenta. Nadie aplaudió, ni hubo ningún reconocimiento.
Nadie lo sabía, pero el violinista era Joshua Bell, uno de los músicos más talentosos del mundo. Él había interpretado sólo una de las piezas más complejas jamás escritas, en un violín por valor de 3,5 millones de dólares. Dos días antes de su forma de tocar en el metro, Joshua Bell agotó en un teatro en Boston, donde los asientos tuvieron un promedio de $ 100.
Esta es una historia real, Joshua Bell tocando incógnito en la estación de metro, fue organizada por el diario The Washington Post como parte de un experimento social sobre la percepción, el gusto y las prioridades de la gente. Las líneas generales fueron los siguientes: en un entorno común a una hora inapropiada: ¿Percibimos la belleza? ¿Nos detenemos a apreciarla? ¿Reconocemos el talento en un contexto inesperado?Una de las posibles conclusiones de esta experiencia podrían ser: Si no tenemos un momento para detenerse y escuchar a uno de los mejores músicos del mundo tocando la mejor música jamás escrita, ¿cuántas otras cosas nos estamos perdiendo?
Por: Josh Nonnenmocher.
9 Comments
como siempre…: maravilloso lo que escribes!
Mira que te echo de menos leches
Yo también te echo de menos Carmencilla. Gracias por seguirme.
A veces siento que hemos interiorizado que la belleza no puede encontrarse en lo cotidiano; parece que hubiera de estar rodeado de «grandes adornos» o entornos que lo ubiquen también socialmente. Tal vez eso es también lo que estamos transmitiendo a esos niños a los que no dejamos que se paren a admirar a ese gran músico o a muchas otras cosas.
Pero esas grandes bellezas están ahí, en un pasillo del metro, en una montaña, en un lugar del mundo o incluso mucho más cerca de nosotros…
Abramos bien los ojos cada mañana pero, lo más importante, abramos también nuestro corazón 🙂
Gracias por compartirlo Diego 🙂
Está ahí fuera y si logras que tus sentidos se giren hacia ella la tocaras. Flota por el aire esperando ser encontrada, no se esconde porque no le ve sentido al juego del escondite. Empeñados y empujados por los tiempos que corren a pasar de largo a medio metro de ella, nos volvemos inconscientes ante la fuerza que tiene a la hora de llenarnos de luz. Abogo por ser un amante de esa belleza, como ya dejé ver en la entrada «la felicidad troceada», o como ya expuse de forma metafórica en «la ruta».
Está ahí fuera… y dentro de nosotros.
Es una pena pero desgraciadamente vamos como los topos y no sabemos disfrutar de las cosas mas sencillas. Por desgracia nos hemos hecho autómAtas programados para ir corriendo de un lado a otro sin apreciar las pequEñas cosas y sin darnos cuenta de que la vida son dos dias y deberiamos exprimirla al maximo.
Gracias diego por compartir este articulo
Qué bueno el experimento, el hecho de que esos niños disfrutaran de ese momento y los adultos les indujeran a dejar de disfrutarlo, deja muy patente la educación que estamos transmitiendo a nuestros niños. Quizás me tacharéis de paranoico, pero siento que todo forma parte de un plan de unos pocos, que nos han hecho creer que tenemos que aprender un montón de conocimientos para ser algo muy concreto en la vida y así poder tener éxito en el trabajo y en la vida en general, consiguiendo, en primer lugar, cubrir las necesidades básicas y después, los caprichos que nos van vendiendo esos pocos de los que ya he hablado, hasta llegar a pedir, qué digo pedir, conseguir uno de esos famosos créditos que todos pagamos para seguir enriqueciendo a esa oligarquía del dinero.
No se a qué dar gracias por seguir teniendo ese libre albedrío con el que se nos ha premiado, eso, nos liberará de las fauces de esa vorágine insensible en la que nos hemos sumergido poco a poco. Quizás teníamos que haber llegado a ésto, o incluso tendremos que llegar más abajo para poder renacer y retornar a nuestra esencia más pura.
Diegonsens, tu blog me hace ser mejor persona, no cambies nunca
Hola Diego: Te dejo mi comentario en este artículo, como podría haberlo dejado en cualquier otro de los que he leido, ya que me ha parecido geniales, y especiales cuando toman forma de relato corto. Me han hecho reflexionar y me han servido de aclaración en algunos aspectos de una manera amena y clara. He descubierto tu blog a través de tu «compi» de trabajo y simplemente quería darte la enhorabuena por la iniciativa. Gracias 🙂
Gloria
Te agradezco mucho estos comentarios, que tanto ayudan a seguir escribiendo. Al fin y al cabo mi intención es, además desahogar lo que sé y lo que me voy encontrando, que el mensaje que trato de transmitir pueda ayudar a alguién, aunque sea mínimamente. En fin, me alegro de que en tu caso el blog haya podido abrir alguna puerta a la reflexión constructiva.
Te mando un par de besos a través de mi compi para que te los de ella directamente.
Y muchas gracias por seguirme.